Por Alicia
Gutiérrez Jiménez. Psicóloga.
El adquirir
nuevos conocimientos puede ser una ardua tarea para determinados niños; aprendiendo
de una manera más lenta y ejecutando una respuesta que no se corresponde con el
esfuerzo que realizan. Estamos ante los llamados Trastornos del Aprendizaje.
Algunos de los signos que se aprecian en estos niños
pueden ser: bajo rendimiento escolar, desmotivación, baja autoestima, etc.
Además, muchas veces son incomprendidos, sacándose conclusiones sin tener en
cuenta su dificultad, una de ellas frecuentes es que se diga que es vago o “flojillo”.
Estos trastornos a menudo presentan comorbilidad con trastornos psicológicos:
como pueden ser trastornos de conducta, ansiedad, depresión, etc.
Entre los Trastornos de Aprendizaje, podemos
distinguir:
-
Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad
(TDAH)
-
Dislexia.
-
Trastorno del Aprendizaje no Verbal (TANV)
-
Trastorno de Asperger.
-
Discalculia.
En cada uno de ellos hay diferentes áreas del
aprendizaje afectadas, las cuales son aquellas implicadas en su adquisición,
como son: Atención, Memoria de Trabajo, Comprensión Verbal, Razonamiento Perceptivo,
Velocidad de Procesamiento y Funciones Ejecutivas. De ellas, las Funciones Ejecutivas
son aquellas que sirven para llevar a cabo una acción compleja; es como un centro
de control que se encarga de prever las consecuencias, analizar la situación y
las opciones alternativas, revisar, etc.
Hemos de destacar la importancia una buena Evaluación
en la cual se descarte que el bajo rendimiento escolar se deba a otros
problemas familiares y emocionales implicados. Por otro lado, existen diversas
pruebas neuropsicológicas que evalúan las diferentes áreas del aprendizaje, de
una manera cuantitativa.
En conclusión, si detectan que su hijo/a presenta
síntomas que estén afectando a su vida cotidiana y su rendimiento escolar, aconsejamos
que consulten con un especialista para garantizar su bienestar.